Urnazo de La Libertad Avanza en todo el país y obviamente Córdoba no fue la excepción. Gonzalo Roca le sacó 14 puntos de ventaja a Juan Schiaretti, sí 14 puntos, algo totalmente impensado porque el viernes se hablaba de una ventaja a favor del exgobernador de al menos ocho puntos.
Bueno, sin dudas hay motivos para bucear y explicar semejante resultado porque en Córdoba hay que decir que se trató de una bestial derrota del peronismo antes que una victoria libertaria, cuya amplia mayoría de candidatos son ignotos personajes. Sólo Laura Rodríguez Machado (fue cuarta e ingresó) mostraba experiencia y pergaminos en el terreno de la política.
Schiaretti fue cabeza de lista y su costosísima campaña no surtió efecto en la gente. Entonces, algo estuvo mal hecho o no convenció a los ciudadanos. Algunos rostros de Schiaretti en cieras gigantografías lo hacían aparecer como un adulto joven, cuando en realidad se trata de un señor de 75 años. Esas cosas hay que tenerlas en cuenta, sobre todo cuando detrás hay gente con experiencia y una billetera importante para usar todo tipo de recursos.
Llaryora el recaudador
Los 14 puntos se registraron en el territorio provincial que gobierna Martín Llaryora, quien si bien debe soportar una relación tirante con Milei, quien le envía dinero a cuentagotas, tampoco hizo nada para sobresalir.
La gente convirtió a la papeleta en un voto castigo al gobernador por el salvaje aumento de impuestos que dispuso para este año. Vapuleó a las familias, sobre todo a las familias de la clase media. Es decir, él tiene el problema con la Nación y a los platos rotos los pagan los cordobeses que él dice representar y defender.
El elector tomó nota de ese dato, importante dato podría decirse y en esta elección fue a la carga, desempolvando aquel viejo proverbio popular que dice que la venganza es un plato que se sirve frío. Ya no sirven los artilugios para dividir opositores, buscar cuñas o inventar situaciones que generen desconcierto en los rivales. Además, suelen tener un costo elevado.
Passerini el cuestionado
No son nuevas las informaciones sobre los desencuentros entre Llaryora y el intendente de Córdoba, Daniel Passerini. En el Centro Cívico, le cuestionan al alcalde que va a paso muy tranquilo y que no genera nuevas ideas
“En la intendencia nadie debe irse a dormir la siesta”, prestan ruidosamente los coroneles llaryoristas y desde el lado de Passerini descalifican la crítica.
Sin embargo y más allá del duelo verbal, es cierto que Córdoba no le encuentra la vuelta al transporte urbano y que la recolección de residuos es deficitaria. Los fines de semana, especialmente en el centro de la ciudad, el aroma que viene de los contenedores desparramados desordenadamente en las calles le hace perder el humor a cualquiera. Córdoba parece ir a la deriva. Y el ciudadano debe sorportar multas por detalles menores y si te atrasás un día en el ITV te puede ir muy mal. Bueno, en estos días de elecciones, el ciudadano contragolpea con el arma más temida por los funcionarios: el voto.
Habrá que ver como sigue la historia, pero los libertarios cometerían un grave error si creen que el peronismo de Córdoba es pan comido. A esa lección ya la aprendieron Luis Juez y sobre todo Rodrigo de Loredo, quienes ganaron por demolición en la elección legislativa de 2021, pero cuando se renovaron los cargos ejecutivos en 2023, se quedaron con las manos vacías.


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